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Las Estatuas Parlantes

 

 

Las estatuas parlantes de Roma son una serie de estatuas (tradicionalmente seis) en la que, desde el siglo XVI, los romanos poner (y siguen para publicar) mensajes anónimos, que contiene poemas sobre todo crítica y satírica contra los gobernantes. Los mensajes son a menudo llamados "pasquines", la más famosa estatua hablar, Pasquino. Notas altas:

 

Estatua del Babuino: llamada también a causa de su aspecto deforme,  “Estatua del sátiro yacente”. Del mismo modo se llama la calle donde está situada la estatua: via del Babuino,  que se corresponde con la antigua Calle Paolina, proyectada por orden del Papa Paolo III.

 

Estatua de Pasquino: fragmento de una estatua o de un grupo representante de Menelao que sostiene el cadáver de Patroclo. Fue encontrada en el Palacio Braschi  a principios del siglo XVI, cerca de la tienda de un sastre que se llamaba Pasquino, el cual tenía un espíritu agudo y muy satírico. Cuando la estatua se puso a la vista del pueblo fue llamada Pasquino por éste y, se convirtió en un lugar de fijación de las sátiras públicas, denominadas por este motivo desde entonces "pasquinate".

 

Estatua de Marforio: estatua colosal del dios Océano, actualmente situada en el patio del Museo Capitolino, pero antiguamente  ubicada en el Foro de Augusto y, denominada Marforio porque se encontraba en la via Marforio, entre el Monte Capitolino y el Foro de Augusto. Marforio es el interlocutor de las así llamadas "pasquinate" o sátiras públicas.

 

Estatua di Madama Lucrecia: fragmento de un busto colosal de cintura para arriba, exento de brazos y nariz. Por el traje egipciano se deduce que quizás era la diosa Isis, reconocible por el nudo del vestido cerrado en el pecho. Actualmente está situada en Plaza San Marco.

 

 

 

Las Madonnas de Roma

 

 

El casco antiguo de Roma es rico en detalles y peculiaridades que, a menudo pasan desapercibidos, a quien la vive cotidianamente y a quien tiene por costumbre pasar a través de los callejones de la ciudad.

Los turistas menos despistados, tienen un sexto sentido para notar y señalar, la gran cantidad de Madonnas que hay en una esquina o en la fachada de casi todos los palacios situados en el centro de Roma. Se trata de edículos votivos dedicados a la Madonna y que en consecuencia, han sido inmediatamente definidos como las “Madonnas de Roma”.

Las Madonnas protegen la casa y la calle y además, son un elemento arquitectónico y cultural que forma parte integrante Roma. Su origen se remonta a la antigua Roma, cuando se dedicaban los edículos o aediculae a los Lares, prácticamente los pequeños templos que se encontraban en los cruces de las calles.

Posteriormente estos edículos se convirtieron en lugares de culto, donde poder llevar ofrendas a cambio de protección. Su cuidado y su mantenimiento representaban ya desde entonces un verdadero y propio trabajo, una especie de compromiso social y cultural destinado a transmitirse.

Actualmente las antiguas figuras paganas han sido sustituidas por las Madonnas (¡A día de hoy hay aproximadamente 3000!), a menudo para recordar acontecimientos milagrosos. Además en la actualidad, son tantas las iniciativas que permiten recorrer a través de tours organizados las calles del centro de la ciudad para descubrir los secretos de Roma, que a menudo pasan desapercibidas ante la mirada distraída del viandante.

 

 

 

Los “nasoni”

 

 

Es el nombre dado por los romanos a las fuentes de Roma. Se pueden contar unos 2500 de ellos , en diferentes lugares de la ciudad, adorados por el pueblo. Ellos aseguran  agua  buena y fría, un refrigerio fantástico durante el verano.

La primera fuente en Roma remonta al año 1872 y tenía tres cañas con forma de dragón, pero en 1935 ellas fueron todas substituidas por los modelos de hierro (actualmente en uso) con una sola caña, del cual el sobrenombre de “nasone”.

Dado su excesivo consumo de agua, la ciudad ha intentado  introducir  grifos y botones a las fuentes, para limitar el dispendio, pero la población romana, se  ha oponido fuertemente a esta modificación cultural, la cual ya no garantizaba  agua fría, y así los robos de los grifos y las violaciones augmentaron notablemente, hasta abandonar el proyecto.

 

 


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