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Isla Tiberina

 

Es difícil,  poder imaginar que , en un espacio tan pequeño haya mucha historia, cultura y atractivo... pero esta es  Roma!

De origen vulcánico, con  sus 300 mt de largo y  90 de ancho, la Isla Tiberina representa uno de los más interesantes lugares de Roma.

Llamada también Nave de Piedra para  su forma, está conectada a la tierra firme con dos bonitos puentes,  puente Cestio (l 46 a.C.),  en dirección al gueto hebreo (Sinagoga y Pórtico De Octavia), y  Puente Fabricio (62 a. C.) hacia Plaza en Piscinula.

La isla fue siempre relacionada al culto de la medicina, antes con el templo de Esculapio (en  290 a.C.), y  hoy con el Hospital Israelítico y el Hospital Fatebenefratelli.

En el hospital, Fatebenefratelli, el patio del siglo XVII, y en el centro  se encuentra una  bonita fuente ornada por quatros tortugas, digno de visita también el Museo de los instrumentos médicos y quirúrgicos.

En lugar del templo de Esculapio, hoy encontramos la Iglesia de San Bartolomé all'Isola (una vez dedicada a San Adalberto, mártir en GdaƄsk en 998), y su campanario de 113 en estilo romántico, la iglesia es rica de arte, su interior es de tipo basilical de tres naves,  separadas por antiguas columnas, probablemente las del Templo desaparecido.

El pozo  en la plaza San Bartolomé, se encuentra probablemente donde una vez estaba el templo de Esculapio, y  en el  templo,  estaba la fuente sagrada al Dios, considerada agua miracolosa. Hoy  son visibles los signos de la cadena que era utilizada para hacer bajar el cubo.

Desde la plaza se pueden admirar también los “Palacios Castillo” llamados también Castillo Caetani, un complejo de palacios edificado durante 4 siglos, y en su interior el museo histórico de la isla, y fuera  la  torre erigida en el siglo X por  la familia Pierleoni llamada también de la Pulzella (doncella), porque entre sus murallas se ve una cabeza marmórea feminina, y de la época antigua.

En la isla se encuentra también la Columna Guglia Jacometti, el Monasterio San Bartolomé y el Oratorio de los Sacconi Rossi, que toma su nombre de la confradía, se encuentra a la izquierda de la iglesia de San Bartolomé  y consiste en una capilla- oratorio subterránea, a través de las gradas, si hay un poco de luz, se entreve un osario.

En la isla se encuentra también otra iglesia,  la Iglesia de San Juan Calibita, la fachada de la iglesia está englobada y anexa al Hospital Fatebenefratelli, digno de atención el quiosco y el campanario restaurado entre 1930 y 1934, es de estilo Dieciochesco.

Pero el máximo esplendor la isla lo manifiesta con “Estate Romana” (Verano Romano), acogiendo el cinema con “Isola del Cinema” (Isla del Cinema) que proyecta películas internacionales y de calidad,  en una sala de cine al aire libre, única, en las orillas del Tíber entre las bellezas arquitectónicas  iluminadas de la isla.

Además, todo el perímetro del río está circundado por una grande muchedumbre, tenderetes, locales de varios tipos (restaurantes, pubs, suhi bars, cocktail bars), espectáculos de cabaré, música o teatro hasta la notte avanzada, bajo el cielo de Roma.

 

 

 

Los Puentes de Roma

 

En un principio, para evitar que el enemigo atacase la ciudad, no se consideró prudente comunicar la orilla derecha del río Tíber con la izquierda. Incluso cuando fueron construidos, éstos fueron elaborados en madera con la finalidad de poderlos derribar fácilmente en caso de que se produjese un ataque por parte del enemigo. Solo cuando los romanos estuvieron seguros de su poder decidieron construirlos en piedra.

Los Puentes de Roma, silenciosos y discretos, son un tesoro sumergido en el estruendo causado por el tráfico capitolino, que albergan la historia de la ciudad desde sus orígenes hasta la actualidad. 28 son los enlaces que conectan una orilla de la ciudad con la otra, pero los cinco fundamentales y más antiguos son: Sublicio, Emilio, Milvio, Sisto y Elio, es decir, aquellos que en comparación con otros tienen una historia propia que contar.

Pero más que buscar información en textos y documentos, puede ser mucho más útil e interesante ir a visitar y observar el puente en cuestión. De hecho sobre cada puente, a través de las obras de arte, las placas y las estatuas, se encuentra información sobre la vida del propio puente.

 

 

Puente Sublicio

A finales del siglo VII a.C. reinaba Anco Marzio –cuarto Rey de Roma– el cual ordenó la construcción del primer puente usando travesaños de madera dura, llamados “sublicae”, de los cuales tomó el nombre el puente, sin usar ni hierro ni bronce. La necesidad de construir un puente surgió del deseo de comunicarse con las poblaciones que vivían en la orilla opuesta, los Etruscos. Éste se ubicaba a la altura de la Puerta Trigemina (hoy llamada Puerta Portese), entre el hospicio de San Miguel y la colina del Aventino. Con el paso del tiempo el puente de madera fue reemplazado, allí donde se encontraba el Puente Sublicio ahora está el puente construido en 1914, formado por tres arcos de piedra.

 

 

 

 

 

 

 

Puente Emilio

Más conocido como el “Puente Roto”, fue construido con la finalidad de ser un apoyo al Puente Sublicio, dado que éste era inadecuado para soportar el paso de carros y de material pesado provenientes de las canteras de toba de Monteverde. De esta manera en el año 179 a.C., el censor Marco Emilio Lépido, se encargó de construir el puente que fue terminado después de 37 años de trabajo. Fue el primer puente construido en piedra de la antigua Roma y fue reestructurado varias veces. Con la terrible inundación que se produjo en el año 1598, el puente que quedó desprovisto de una mitad, adquirió definitivamente el sobrenombre de “Puente Roto”. Del antiguo puente renacentista solo queda un arco. En 1853 se le añadió una marquesina de metal para unir lo que quedaba del puente con la orilla izquierda del río pero, cuando el soporte se quitó definitivamente, solo quedó del puente el arco que vemos hoy entre el Puente Palatino y la Isla Tiberina.

 

 

Puente Milvio

Es uno de los puentes más antiguos y, aunque se encuentra a una distancia discreta de la Puerta Flaminia, (también llamada la Puerta del Popolo), es considerado absolutamente un puente de Roma. Construido en el año 109 a.C. por obra del censor Marco Emilio Escauro, es conocido como “Puente Mollo” porque se mueve de vez en cuando, dado que en el año 12 a.C., un arco fue destruido por una repentina inundación del río y fue sustituido por otro en madera que se movía al pasar, de aquí deriva el precioso apelativo. Compuesto por seis arcos en piedra tiene 132 metros de largo.

 

 

Puente Sisto

Aunque la historia cuenta que fue construido para permitir al Papa Sisto IV (del cual deriva el nombre) el cruce del río Tíber, seguramente fue construido sobre los restos de un puente romano precedente. Su primera construcción se podría atribuir al hijo de Septimio Severo, apodado Caracalla. Después de la inundación producida en el año 792, el  puente quedó intransitable hasta el año santo del 1475, cuando Sisto IV decidió construir un puente completamente nuevo.

Está compuesto por cuatro arcos y una gran apertura redonda que se encuentra encima del pilón central, la cual tiene la función de disminuir la presión del agua durante las crecidas del caudal del río Tíber. La realización del pavimento es muy particular, en cuanto es ligeramente curvado, o como se dice “con forma convexa”.

 

 

Puente Elio

Es el más sugestivo. Más conocido como Puente Sant’Angelo, construido por el arquitecto Demetriano entre los años 134-136 d.C., a petición del emperador Elio Adriano para unir la ciudad a su mausoleo. Estructura que luego se convirtió en el siglo IX, en un edificio fortificado más conocido por el nombre de Castillo de Sant’Angelo. En el año 1535, el Papa Clemente VII, ordenó colocar en la entrada del puente las estatuas de San Pedro y San Pablo, a las que se añadieron más tarde 4 estatuas que representaban a los cuatro evangelistas y a los cuatro patriarcas, Adán, Noé, Abraham y Moisés; en 1669, el Papa Clemente IX, encomendó a Bernini una nueva balaustrada, donde fueron colocadas las estatuas de diez ángeles que sostenían los instrumentos de la pasión.

 

 

Puente Vittorio Emanuele II

Tiene 108 metros de largo y 20 de ancho, fue dedicado al rey Vittorio Emanuele II y proyectado por el arquitecto Ennio De Rossi en 1886, pero fue inaugurado solamente 25 años después, el 6 de Junio de 1911, durante el 50° aniversario de la Unidad de Italia. Realizado con paredes de albañilería con tres arcadas circolares rebajadas, está adornado en la extremidad por 4 basamentos, sobre las cuales apoyan 4 "Victorias aladas" de bronce, que tienen entre las manos, varios símbolos;  la corona de la victoria,  la panoplia militar, el escudo, la espada, las cadenas quebradas, rama de roble y guirnalda de flores. Y después sobre los pilares del arco central, del puente, hay 4 grupos escultóricos de travertino, realizados por Reduzzi y por Nicolini y que simbolizan "la Unidad de Italia", la "Libertad", "la Opresión Vencida" y la "Fieldad al Estatuto”. Es ciertamente uno de los puentes más sugestivos del Tíber.

 

 

 

Puente Flaminio

El puente fue construido para favorecer la salida de la ciudad en dirección de la Via Cassia y Flaminia en los años 30, pero para el fascismo,  fue la posibilidad de dar una entrada escenógrafica a los que provenían desde  el norte de Roma. Por otra parte, era natural durante una época histórica cuando la retórica del Fascismo estaba en su apogeo, en realidad al principio se querría llamarlo "XXVIII Octubre" en memoria de la marcha sobre Roma de 1922. El puente, 292 m. de largo y 40 m. de ancho, tiene 5 arcadas, la central de 52 metros, y las 4 laterales de 25 metros. Construido con hormigón, y recubierto con travertino blanco, presenta en la arcada central, cuatro águilas y cuatro linternas, similares a faros y que dan encanto al complejo. El proyecto fue encargado a Armando Brasini, y el ingeniería a Aristide Giannelli, pero el proyecto original sufrió unas variaciones por Mussolini, que elimina la arcada proyectada en principio, por otra parte el duce mudaba a menudo los proyectos monumentales para Roma. Los trabajos empezaron en 1938, vigilia de la segunda guerra, suspendidos en 1943, cuando algunas estructuras ya realizadas sufrieron unos daños por la guerra, y empezaron de nuevo en 1947 y terminaron en 1951.

 

 

 

Terrazas Panorámicas

 

 

Construida sobre 7 colinas, en Roma no pueden faltar fantásticas y románticas terrazas panorámicas, algunas naturales y otras situadas sobre célebres monumentos.

Este es el listado de las más bellas y fascinantes:

 

Janículo (plaza Garibaldi), lugar símbolo del Renacimiento italiano pero también de los enamorados en Roma (come el puente Milvio). En el centro de la plaza, sentado sobre su caballo, se encuentra la magnífica estatua del héroe nacional José Garibaldi.
A los pies de la colina se encuentra el barrio del Trastévere pero la vista se extiende hasta el Coliseo, aunque no se ve la cúpula de San Pedro.

 

Jardín de los naranjos (colina del Aventino), desde aquí se pueden ver varios rincones de la ciudad, incluso el Victoriano.

 

Terraza del Zodíaco (monte Mario), se encuentra sobre el barrio Flaminio, óptimo lugar para degustar un aperitivo (hay un bar) con vista romántica.

 

Pincio (plaza del Popolo), ex propiedad privada de la familia Borghese, cedida al estado italiano solo a finales del 1800; además del panorama que se divisa desde la villa, ésta tiene muchas estatuas, fuentes y ornamentaciones.

 

 

 

 

 

Terraza del Castillo de S. Angelo, para acceder a la misma es necesario pagar la entrada al museo, pero la vista es inigualable,  de 360° sobre toda la ciudad.

 

Terraza del Victoriano (plaza Venecia), se llega a ella a través de un moderno ascensor situado en la parte posterior del edificio, ubicado en la parte donde se encuentra la escalinata que lleva al sito Campidoglio, desde aquí es posible ver casi todas las ruinas de la antigua Roma.

 

 

 

 

 

 

Cúpula de San Pedro, a la derecha del pórtico de San Pedro, las indicaciones os llevarán hacia la cúpula, el acceso se paga pero la vista es increíble, con sus 137 metros de altura, la vista sobre Roma es total.

 

Terraza Caffarelli, se encuentra en el último piso de los Museos Capitolinos, atraviesa una escalera interna que da al Palacio Caffarelli, tenéis a vuestros pies el gueto y el teatro Marcello.

 

 


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